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Arinda Ojeda

Poesía necesaria



Por Arinda Ojeda Aravena

Una prisionera política que se precie de tal habrá hecho artesanías y escrito poesía. Es unacondición casi indispensable de la estancia en prisión, lo es para todos quienes hayan tenido esa vivencia, prácticamente sin excepción. La elaboración de artesanías tiene que ver más que nada con la posibilidad de conseguiralgún dinero por su venta, para regalitos varios o para mantener y desarrollar la destreza de las propias manos. En la estancia carcelaria se escriben muchas cartas, muchos informes. Es la única forma de comunicación con otras cárceles y con quienes no pueden acudir a la visita por múltiplesrazones. En mis años de cautiverio muchos de mis interlocutores estaban fuera del país o en la clandestinidad, entonces las cartas, escritas en papel y lápiz finísimos, debíancamuflarse para poder sacarlas de la prisión sin que fueran revisadas. La creatividad y la dedicación eran puestas al servicio de ese objetivo.

Sin embargo, hay otra escritura. Una que se convierte en exorcismo, en compañía, en unviaje, en la sensación vívida y real de cruzar las murallas y los barrotes. Se siente como el aire de paisajes que están en la memoria, olores de comidas caseras, imágenes queridasde personas y evocación o invento de situaciones con los seres más amados. Esa es la que nos brinda el espacio de libertad que necesitamos para seguir viviendo: “la poesía necesaria como el aire que respiro”, como decía Gabriel Celaya. Esa “arma cargada defuturo” que amorosamente asume la función de mantener un poco de lucidez en nuestras mentes que se balancean en el mundo desequilibrado que es la cárcel. Ese mundo donde lo hermoso hay que buscarlo en nuestro interior, donde el pequeño colectivo pasa a ser la familia, donde los pequeños instantes de felicidad atesorados en lamemoria hacen menos solitario el aislamiento en las celdas de castigo. Para referirme a la escritura en prisión me remonto a mi experiencia, a lo que conocídesde cerca y un poco más allá. En los 80, que es la época que conozco, todas las compañeras de mi colectivo escribieron poesía, algunas vertiendo el dolor por la presenciade la muerte tan cercana, otras rememorando fechas de cumpleaños ausentes, otras soñando escenas de amor en un lugar imaginario. Y siempre allí, silenciosa o gritando, esaesquiva libertad tan anhelada. Esa Libertad que se expresa en las ganas de seguir peleando, en la osadía de seguir sintiendo, de seguir pensando, de seguir amando.El Director de Gendarmería dijo: “una cárcel debe ser sólo fierro y cemento”. Y mandó a cortar el pequeño árbol que habitaba en nuestro patio. Y el árbol se rebeló y siguió creciendo en sus muñones. Seguir viviendo en las sombras,mantenerse viva en el mundo frío y gris de las paredes carcelarias es una expresión de resistencia, es una bandera de lucha. Hay bastante material escrito en las prisiones en todas las épocas y lugares. ¿Es acasoimprescindible para sobrellevar esa situación? En mi opinión sí que lo es y un cuaderno y un lápiz se transforman en instrumentos vitales para aferrarnos a la tierra y a la vida.

Gracias doy a quienes, sin pretensión alguna, antes de mi derramaron sus lágrimas y risasen un texto, a aquellas y aquellos con quienes desde distintas latitudes compartimos arreboles y tempestades desde una ventana enrejada, a quienes seguirán escribiendoporfiadamente mientras existan el cautiverio y la prisión.

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